El desarrollo de una economía y sociedad digitales no depende solo de la disponibilidad de infraestructuras y tecnología, sino también, y en gran medida, de su nivel de adopción y uso por parte de particulares, empresas y gobiernos.
Nuestro país ocupa puestos intermedios en la OCDE en cuanto a porcentaje de usuarios de Internet o suscriptores a banda ancha fija. Sin embargo, destaca su posición líder en el Digital Adoption Index del Banco Mundial.
La OCDE, dentro de su base de datos de indicadores sobre las Tecnologías de la Información y Comunicaciones, ofrece múltiples variables sobre el acceso y uso de las TIC por parte de individuos y hogares en los diferentes estados miembro.
En lo que respecta a los usuarios de internet, teniendo en cuenta aquellos individuos entre 16 y 74 años que han hecho uso de la red en los últimos 3 meses, España ocupa el puesto 18 de la muestra, con un 86,1%, levemente por encima de la media. Con esas cifras, España se sitúa por delante de Italia y en niveles cercanos a los de Francia, pero todavía muy alejados de los que presentan Islandia, Dinamarca o Noruega, muy cercanos al 100%.
No obstante, España prácticamente ha duplicado sus tasas de uso desde 2005 (44,4% dicho año), cerrando significativamente la distancia con la mayoría de los países que la preceden.
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El Banco Mundial también ofrece datos en este ámbito, pero sobre una muestra mayor de países. Atendiendo al porcentaje de suscriptores individuales a Banda Ancha Fija, por cada 100 habitantes, este porcentaje supera en España el 30%, situándose en el puesto 21 de los 39 países analizados en la muestra y lejos de los porcentajes registrados en los grandes países europeos, salvo Italia (28%). En este caso, la evolución en la última década ha sido muy similar a la de la media de la Unión Europea, manteniéndose la distancia con los países más avanzados, que ya superan el 40%.
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Si se atiende al porcentaje de suscriptores a Banda Ancha Móvil, de nuevo con datos de la OCDE, España ofrece mejores resultados: ocupa el puesto 19 de la muestra de países analizados, con cifras ya cercanas a la penetración completa (98,4 líneas por cada 100 habitantes, prácticamente 46 millones de subscripciones).
España, junto con Reino Unido, lidera el grupo de grandes países europeos, pero todos ellos se sitúan por debajo de la media de la OCDE (109,7) y, por tanto, muy lejos de los líderes globales (Japón, con 172,3, un 44% de ellas prácticamente solo de datos).
Si se consideran únicamente las líneas que incluyen tanto voz como datos, España ascendería hasta el puesto 11, reduciéndose significativamente las distancias con los países que la preceden.
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La OCDE también ofrece información sobre los individuos que han usado Internet para visitar o interactuar con las páginas web de las autoridades públicas durante los últimos 12 meses.
España, con un 56,7% sobre el total de la población, se sitúa en un puesto intermedio (15 de 32), con niveles similares a los registrados en Reino Unido o Alemania, pero alejado de países nórdicos como Dinamarca, Noruega o Islandia, que presentan tasas del orden del 90%.
No obstante, la progresión de España en la última década ha sido positiva: ha avanzado desde el 31% en el que se situaba en 2008 y subido un par de posiciones en el último año.
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El Banco Mundial construyó el Digital Adoption Index (DAI) en 2016 como parte de su estudio de desarrollo mundial (World Development Report 2016: Digital Dividends) para medir el nivel de expansión global de las tecnologías digitales.
En su vector sobre el nivel de adopción de tecnología por parte de individuos, España comparte las primeras posiciones con países como Noruega, Dinamarca, Islandia o Suecia, por delante del Reino Unido y del resto de grandes economías europeas.
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END 2018: 2 / 39 (sin actualización desde la última revisión)
La utilización eficiente e intensiva de la tecnología por parte de las empresas es otro de las factores imprescindibles para la mejora de la productividad de las economías. Son determinantes desde el uso que estas hagan de la red hasta el nivel de integración de la tecnología en su gestión y operaciones.
En este terreno, una de las grandes asignaturas pendientes en nuestro país es la mejora de la conectividad y la adopción digital por parte de las pequeñas empresas y las micropymes, que, por otro lado, representan un porcentaje significativo del tejido empresarial español.
La OCDE, dentro de su base de datos de indicadores sobre las Tecnologías de la Información y Comunicaciones, también ofrece múltiples variables (51) sobre el acceso y uso de las TIC por parte empresas, aunque con algo más de retraso que en el caso de los hogares.
En lo que respecta al porcentaje de empresas (de 10 o más trabajadores) que están conectadas a la Banda Ancha, tanto fija como móvil, España muestra unas cifras cercanas a la conectividad plena (97,9%), por delante de los grandes países europeos, salvo Francia.
Aunque el país ocupa una posición intermedia (12 de 33 dentro de la muestra), las distancias con las economías líderes son relativamente pequeñas. El reto aquí se centra en conseguir que las pequeñas empresas eleven sus niveles de adopción.
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Por otro lado, si se atiende al porcentaje de empresas (de 10 o más empleados) que disponen de página web o presencia online, las empresas españolas han mostrado una buena progresión desde 2010, elevando su presencia del 62% al 76% actual, lo que supone el segundo mayor incremento de la muestra, únicamente por detrás de Letonia (aunque la progresión se ha moderado en los últimos años).
A pesar de este avance, España sigue situada en una posición modesta dentro de la muestra (23 de 34), con porcentajes todavía alejados de los de los países líderes, eminentemente los nórdicos, que superan con holgura el 90% desde hace años.
Esto en parte tiene que ver con las grandes diferencias existentes en España en cuanto a penetración en función del tamaño de la empresa: el porcentaje de empresas con presencia online en el país varía desde el 72% en las pequeñas empresas hasta el 94% de las grandes.
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El DAI del Banco Mundial incluye también un análisis del uso de tecnología digital por parte de las empresas. Según sus datos, España ocupa en este caso un discreto puesto (26 de 39), por detrás de los grandes líderes digitales del norte y el centro de Europa, únicamente por delante de Italia entre las grandes economías europeas.
Existe una fuerte correlación entre este indicador y el PIB per cápita, encontrándose España por debajo del registro que le correspondería según su nivel de desarrollo económico actual.
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END 2018: 26 / 39 (sin actualización desde la última revisión)
España destaca claramente en este apartado. Tanto los indicadores de ‘eGovernment’ como los de ‘Open Government’ y ‘Open data’ son de los más elevados del mundo. En Europa, sólo Francia supera a nuestro país, que está por encima de estados como Reino Unido, Alemania o Italia en varios de estos indicadores.
El E-Government Development Index (EGDI) de Naciones Unidas es un indicador compuesto que evalúa el desarrollo del gobierno electrónico a nivel nacional y la capacidad de las instituciones para usar las TIC en su prestación de servicios.
En él se evalúan tanto datos cuantitativos, fundamentalmente relativos a infraestructuras de telecomunicaciones y capital humano, como cualitativos. Estos, recogidos en el Online Services Index analizado aquí, están basados en una encuesta elaborada por UNDESA sobre la presencia nacional online de 193 países, que trata de ofrecer una visión global de la presencia online de los gobiernos: open government data, e-participación, prestación de servicio multicanal, servicios móviles, uso, brecha digital, acuerdos de colaboración innovadores basados en las TIC, etc.
Se ha seleccionado como sustituto del Government Online Service Index del WEF, ante la falta de actualización del mismo desde 2015.
Según sus datos, España ocupa el puesto 13 entre los países de la muestra, ligeramente por detrás de Japón e Italia, a la cola del grupo de países que encabezan el indicador.
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END 2018: n.d. (nuevo indicador)
La OCDE también elabora un indicador compuesto (OuRData) en el ámbito del análisis de los datos públicos abiertos.
Su primera dimensión del anterior, Data Accesibility, agrega información sobre la disponibilidad de requisitos formales, y la implementación de estos, para la publicación de datos públicos con una licencia abierta y acompañada de los metadatos descriptivos, así como para la involucración de los stakeholders para asegurar la calidad de los datos.
Según esta fuente, España ocupa la octava posición entre los países de la muestra analizados (34), tras empeorar levemente sus resultados previos, en un ranking liderado por Austria, Francia, Corea del Sur y Noruega.
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La segunda dimensión del anterior, Data Availability, agrega información sobre el contenido de las políticas de apertura de datos por defecto, la involucración de los diferentes actores en la liberación de datos y la disponibilidad de datos públicos abiertos estratégicos en portales nacionales (por ejemplo, resultados de las elecciones nacionales, gasto público, información sobre el censo, etc.).
España retrocede aquí diez posiciones hasta la décimo octava posición de la muestra, aunque todavía manteniéndose por encima de la media de la OCDE, Reino Unido y Alemania, tras haber empeorado sus registros de 2017 en un 11%.
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El índice de e-Participation del WEF evalúa el uso de los servicios online para facilitar la provisión de información por parte de los gobiernos (e-information sharing), la interacción con los stakeholders (e-consultation) y la involucración en los procesos de toma de decisiones (e-decision making), usando datos de Naciones Unidas.
España ocupa un lugar destacado en su última edición (5 de 139 a nivel global), con puntuaciones muy cerca del máximo, solo alcanzado por Dinamarca, Finlandia y Corea.
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END 2018: n.d. (nuevo indicador)