Sin duda, conectividad e infraestructuras y capacidades y talento digital son dos dimensiones clave a la hora de medir el grado de digitalización de un país. Así lo considera la propia Comisión Europea en su Índice de la Economía y Sociedades Digitales (DESI), al otorgarle más peso a estos apartados en el recuento final. Sin embargo, el hecho de que no circunscriba su análisis a esos elementos sirve también para comprender la complejidad del fenómeno.
En este segundo artículo, nos detenemos en los apartados del informe DESI 2019 que tienen que ver con los usos prácticos de la tecnología e internet a nivel individual, empresarial y gubernamental.
DESI se centra en el análisis de las actividades online que realizan los ciudadanos europeos. Se refiere con esto al consumo de noticias, el uso de redes sociales y canales de comunicación, las compras, la banca online, el entretenimiento, etc. |
En este apartado, hay, de nuevo, una fuerte disparidad entre países, sitúandose en la parte alta del ranking Dinamarca, Países Bajos, Suecia y Finlandia, y a la cola Rumanía, Bulgaria y Grecia.
España presenta a este respecto una posición y evolución muy en línea con la media europea: ha ascendido 6 puestos desde 2014, de la posición 17ª a la 11ª actual. Es el séptimo país que más ha mejorado su puntuación en el ámbito, aunque esto apenas le ha servido para cerrar la distancia con los países líderes o con otras grandes economías como Alemania o especialmente Reino Unido.
Como reconoce la propia Comisión Europea, el crecimiento en el uso de servicios online es generalmente lento, aunque eventualmente se producen fuertes progresiones, como la de la adopción del vídeo bajo demanda en 2018. Este es justo uno de los ámbitos en los que España mejor se posiciona (octavo), junto a la participación en cursos en línea y a la solicitud de citas médicas online (tercero en ambas). Todavía por encima de la media, aunque en posiciones menos destacadas, está en uso de redes sociales, voto electrónico y consumo de música, vídeos y juegos por internet.
En positivo, la participación en cursos en línea y la solicitud de citas médicas online; en negativo, la posición rezagada en comercio electrónico y banca online
Frente a esto, el informe DESI 2019 advierte de la posición rezagada (aunque no excesivamente preocupante por su positiva evolución), en personas que no usan internet de forma regular, comercio electrónico o banca online, ámbitos que muestran todavía un gran potencial en el país. En particular, resulta sorprendente su retrasada posición en cuanto a videollamadas (27), aunque la progresión desde 2016 es positiva, y sí es preocupante el porcentaje de usuarios que realizan ventas online (posición 20, pero mostrando una tendencia descendente en los últimos años).
Esta dimensión mide el grado de digitalización de las empresas y el comercio electrónico, por su relevancia para la mejora de la eficiencia, productividad y reducción de costes, así como por su impacto en la relación con sus potenciales clientes y en la ampliación de mercados. |
Los países que más aprovechan las oportunidades del comercio electrónico incluyen a Irlanda, Suecia y Dinamarca; Países Bajos y Finlandia lideran la adopción de tecnología en los negocios, en un vector que muestra las mayores diferencias entre líderes y países rezagados.
A la hora de valorar estos datos es fundamental considerar que la adopción de tecnología varía sensiblemente en función del tamaño de empresa. Dado que las grandes empresas tienen ventajas de escala y de recursos, países como España, en los que las pequeñas y medianas empresas (pymes) representan una mayor proporción del total, presentan mayores dificultades para progresar en estas métricas.
A pesar de ello, nuestro país ocupa la décima posición europea en el informe DESI 2019, por encima de la media, tras haber sido el que más puestos ha avanzado desde 2014 (7). Presenta un mejor rendimiento en digitalización de las empresas (9º, referido a compartición de información electrónica, social media, big data y cloud computing) que en comercio electrónico (18º, lo que incluye pymes vendiendo online, su facturación en ecommerce y su porcentaje de ventas online transfronterizas).
Con todo, España se sigue encontrando lejos de los líderes en el ámbito, aunque únicamente Reino Unido entre los grandes países europeos se sitúe por delante, y la distancia con alguno de ellos como Irlanda se ha ampliado. El descenso (relativo y absoluto) en uso de la nube y en el porcentaje de pymes que realizan ventas en línea son parcialmente responsables de ello.
La Comisión señala en su documento que España está comprometida con el avance de las nuevas tecnologías digitales y con la inversión estratégica en la digitalización de sus empresas, citando tanto involucración en programas europeos (e.g. EuroHPC, Asociación Europea de Blockchain, cooperación en Inteligencia Artificial, etc.) como programas y estrategias propias en Industria 4.0 y evaluación de la madurez digital.
Seguimos por debajo de la media en ventas online transfronterizas, acceso a servicios de Big Data y uso de servicios en la nube
En lo que respecta a los resultados de las distintas variables analizadas por el informe DESI, España destaca en intercambio electrónico de información, uso de redes sociales y de robots en industria y servicios. Nuestro país lidera la adopción de los mismos teniendo en cuenta todos los tamaños de empresas, aunque es un indicador que todavía no tiene reflejo en el ranking. Se sitúa por encima de la media pero lejos de los líderes en comercio electrónico y volumen de negocios asociado, y por debajo de la media en ventas online transfronterizas, acceso a servicios de Big Data, uso de servicios en la nube y uso de servicios de impresión 3D (que tampoco se refleja todavía en el índice).
Esta dimensión evalúa el grado de digitalización del sector público, prestando especial atención a aspectos relacionados con el Gobierno electrónico y la Salud digital. |
Según el informe DESI 2019, Finlandia lidera la clasificación, con España en una destacada cuarta posición, tras Estonia y los Países Bajos. No sólo ha sido capaz de mantenerse entre los principales países europeos en la materia desde 2014, sino que ha conseguido acortar distancia con el líder del 11,7% en 2014 al 1,9% actual.
El rendimiento de España es superior al de la media de la UE en todos los ámbitos, destacando especialmente datos abiertos (segunda posición, por detrás de Irlanda), servicios de sanidad electrónica (quinta, con mención especial a iniciativas regionales en Cataluña y Andalucía) e intercambio de datos médicos (sexta posición). Aunque a nivel comparativo los resultados siguen siendo buenos, se registra un leve descenso en la disponibilidad online y transfronteriza de servicios públicos básicos para empresas, que habrá que vigilar, ya que en estos ámbitos la brecha entre los países líderes y el resto tiende a ampliarse.
La Comisión señala el elevado nivel de interacción entre las autoridades públicas y los ciudadanos que podemos observar en nuestro país. Esto ha mejorado gracias a la aplicación de su estrategia de administración digital. También menciona el desarrollo de la nueva estrategia global para introducir la innovación y la digitalización en la economía y sociedad (Estrategia Nación Emprendedora), así como los esfuerzos en sectores económicos específicos (Turismo, Comercio minorista, etc.).
Así pues, al repasar los resultados del informe DESI 2019 hay un factor muy a tener en cuenta: la Comisión Europea no da la misma importancia a todos los indicadores. Por el contrario, la nota obtenida por cada país en el capital humano y la conectividad será más determinante en su posición global que la conseguida en uso o servicios públicos digitales, al considerarlos elementos críticos y la base sobre la que realmente se erige la economía y sociedad digital.
Pero ¿qué sucede si realizamos un análisis de todas las variables analizadas en bruto, desprovistas de pesos y agregaciones? Que podemos saber cómo de parecidos son los distintos países en base a ellas y obtenemos gráficos como este:
En esta figura se puede observar cómo España se encuentra entre el bloque de países más digitalizados y el bloque intermedio, con resultados relativamente similares a los de Suecia o Alemania, pero todavía con diferencias notables con algunos de los países anteriormente identificados como líderes (Dinamarca, Países Bajos, Finlandia o incluso Reino Unido). La asignación de pesos por parte del DESI no parece tener por tanto un impacto significativo en el diagnóstico global, presentando la distribución de países bastantes similitudes con los resultados globales del DESI.
A pesar de la introducción de 13 nuevos indicadores este año, la selección de variables y métricas por parte del informe DESI 2019 se antoja en cualquier caso algo escasa.
Se echa de menos un análisis algo más granular que permita evaluar el efecto de algunos factores que parecen tener un impacto significativo en los niveles de adopción, uso y madurez digital. Es el caso de la edad de la población en su vector de capacitación y uso de servicios, o el tamaño de empresa en el de integración de tecnología, ya que las medidas a adoptar en unos u otros países para avanzar en el ámbito digital estarán fuertemente condicionadas por ellos.
Otros aspectos como la financiación de dicha innovación digital, el entorno institucional, el mercado digital más allá del comercio electrónico, o una mayor profundidad en el análisis del talento digital (producción, atracción y retención) ayudarían a entender de una forma más precisa la coyuntura y perspectivas de los distintos países de la Unión Europa.
También se echa de menos una mirada comparativa fuera del ámbito de la Unión Europea, algo que la Comisión intenta mitigar con su versión internacional del DESI, pero cuya actualización todavía no está disponible. Las ediciones previas (International Digital Economy and Society Index, 2018), que incorporaban a la comparativa 17 países adicionales de fuera de la UE, mostraban cómo los líderes europeos presentaban un desempeño igual o superior al de los líderes a nivel global (Corea del Sur, Japón, Estados Unidos), pero del mismo modo evidenciaban la brecha existente entre la media europea y el bloque de cabeza.
Para lo que sí nos sirve el informe DESI es para comprender comprender cuáles son los siguientes pasos que nuestro país necesita dar para aprovechar al máximo el potencial de la digitalización. Nos ofrece países de referencia y experiencias de éxito que evidencian la necesaria puesta en marcha de un plan estratégico ambicioso que ayude a cerrar las claras brechas existentes, especialmente en materia de cualificación digital de su capital humano, incremento de las competencias e innovación digitales por parte de las empresas (en particular de las pequeñas y medianas empresas) y el fomento de una mayor adopción y uso de servicios online por parte de determinados colectivos en riesgo de exclusión digital.
No apostar por la digitalización tendría un coste muy alto para la economía y bienestar de la población
Si bien es cierto que, en los últimos años, se han diseñado planes gubernamentales con programas para promover las competencias y el talento, propuestas de inversión en tecnología e infraestructuras y estrategias en ámbitos como la inteligencia artificial, estos esfuerzos han probado ser insuficientes. De ahí la necesidad de revisar todas y cada una de esas iniciativas con una mirada crítica y desarrollar nuevas propuestas que pongan el foco por fin en las variables críticas de la digitalización.
El riesgo de no actuar convenientemente para situar a España en el bloque de cabeza es alto en un contexto de acelerado avance digital. El coste de oportunidad en términos de crecimiento económico, bienestar y creación de empleo puede ser muy elevado a largo plazo.
[Cabe destacar que, por la naturaleza de los datos con los que trabaja y lo dinámico del sector digital, la Comisión introduce cambios en cada edición de este informe tanto en la metodología como en las variables utilizadas, con el objetivo de reflejar los últimos avances tecnológicos y de mostrar una imagen más fiel de la realidad digital. Esto implica que se recalculan los resultados para todos los países con carácter retroactivo, existiendo a veces diferencias en algunos ámbitos con respecto a las clasificaciones de años pasados.]