España dispone de las infraestructuras de comunicación adecuadas para evolucionar digitalmente frente a otros países. Destaca en penetración de fibra óptica, velocidad punta de acceso y calidad de red.
En cobertura móvil 4G desciende algunos puestos, pero esta tecnología penetra más en España que en otras potencias europeas como Alemania, Francia o Italia. La cobertura de banda no está tan evolucionada como en el resto de países. Sin embargo, se apuesta por otras tecnologías como la fibra óptica, según los informes. En conjunto, las redes de comunicación son de calidad y crecen a buen ritmo.
La Comisión Europea, dentro de su índice sobre la Economía y Sociedad Digitales (DESI), ofrece múltiples indicadores sobre la disponibilidad de infraestructuras digitales en los diferentes estados.
Si se atiende a la cobertura de Banda Ancha fija, medida en porcentaje de hogares con acceso a la misma, la cifra en España alcanza el 96,1%, situándose en el puesto 16 de los 26 países incluidos en la comparativa, levemente por debajo de la media europea.
Si bien la posición de España en el ranking es retrasada, la distancia con los países líderes es reducida, y teniendo en cuenta los condicionantes propios del país (extensión geográfica, dispersión y densidad poblacional, orografía, etc.) habría que considerar también cuáles son los niveles objetivos razonables. Los resultados, en cualquier caso, parecen indicar que aún quedan zonas rurales sin conectar a esta infraestructura de telecomunicaciones.
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La cobertura 4G hace referencia al porcentaje de hogares cubiertos por esta tecnología móvil, sobre el total de hogares. Las cifras generales en Europa muestran que esta cobertura es prácticamente universal, con medias superiores al 94%.
Siendo las distancias entre países reducidas, con pocas excepciones en países del Este europeo, España, con un 94,3%, se encuentra en la posición 20 de los países de la muestra, por delante de Alemania, pero habiendo sido superada por Francia e Italia en el último año.
Conviene señalar aquí que existe cierta penalización en el caso de España por el indicador seleccionado por la Comisión Europea: aunque en su informe ofrece datos tanto de cobertura total (cobertura por al menos un operador, en la que España se sitúa entre los líderes) como de cobertura media (media del porcentaje de hogares cubierto por cada uno de los operadores de telecomunicaciones dentro del país), elige únicamente esta segunda medida en la elaboración de su índice.
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La Comisión Europea entiende por redes de nueva generación (Next Generation Access – NGA) aquellas que permiten velocidades superiores a los 30 Mbps, con ratios de cobertura en Europa del 83%, tras un incremento significativo y una mejora reseñable en zonas rurales (ascenso del 45 al 52% de los hogares) en el último año.
En España el 88,2% de los hogares ya disponen de este tipo de redes, situándose nuestro país en el puesto 11 de los incluidos en este análisis. El país mejora así levemente su situación del año precedente: supera a Alemania y mantiene la distancia con una rezagada Francia, ofreciendo niveles muy similares a los 5 países que la preceden (entre ellos, Italia).
En España, los niveles de disponibilidad de NGA en el ámbito rural, por debajo del 50% de los hogares, son significativamente inferiores a los de los países que nos preceden (salvo Italia). Esta cifra genera ciertas dudas con respecto a la capacidad de nuestro país de alcanzar la meta autoimpuesta del 100% de cobertura (>30Mbps) en 2020.
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La disponibilidad de redes de acceso de Banda Ancha ultrarrápida se antoja cada vez más importante, tanto en sí misma como en lo que implica para las futuras redes móviles 5G.
Según los últimos datos disponibles de la OCDE, Corea y Japón son los líderes en disponibilidad de estas infraestructuras, con España en un meritorio sexto puesto a nivel global en cuanto a porcentaje de conexiones de fibra sobre el total de accesos, por delante de todos los países líderes de la Unión Europea (Francia, Alemania y Reino Unido). España es el país que más ha incrementado sus niveles de penetración desde 2012 y el segundo, tras Australia, desde 2016.
La Comisión Europea también destaca los resultados de España, que duplican las medias europeas, como resultado de las fuertes inversiones realizadas por los operadores de telecomunicaciones en los últimos años, en un marco regulatorio que ha fomentado su despliegue. En Europa, la cobertura de fibra se ha triplicado desde 2011.
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Si bien todavía es pronto para realizar comparativas exhaustivas en cuanto a la penetración del 5G en los diferentes estados (por el nivel de madurez de la tecnología), cada vez más fuentes internacionales analizan el grado de preparación de los mismos.
España es uno de los once países europeos que ya ha publicado su roadmap nacional para esta tecnología, con diferentes ciudades realizando pruebas piloto −24,según el European 5G Observatory, siendo así el país con más proyectos en curso, muy por delante del segundo, Francia, con 15− , asignaciones de espectro en marcha y diseño de corredores 5G (2, con Portugal).
Si se atiende al porcentaje de espectro asignado y listo para su uso a finales de 2020 en las denominadas Pioneer bands (700MHz, 3,6GHz y 26 GHz), métrica que usa la Comisión Europea, España se sitúa en octavo lugar, con un 30%, en un contexto en el que 16 países europeos todavía no han comenzado con la asignación.
Esos resultados son coherentes con los de algunos informes específicos, como el Arthur D. Little 5G Leadership Index, que sitúa a Corea como líder mundial, seguido por Australia, Qatar, Suiza, Finlandia, España y los Emiratos Árabes Unidos. Esta fuente, al igual que la Comisión Europea, analiza aspectos como la disponibilidad de espectro, los compromisos de despliegue, la cobertura NGA, la disponibilidad de 4G y la densidad de antenas, o las inversiones en capex de las operadoras.
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END 2018: n.d. (nuevo indicador)
Ante la falta de actualización de los datos de velocidades medias y pico de internet por parte de Akamai, este año se ha optado por utilizar como referencia los datos de Cable.co.uk, en colaboración con M-Lab, que analiza las velocidades en más de 200 países y territorios.
Según sus datos, las velocidades medias a nivel global siguen ascendiendo, alcanzando los 11 Mbps. Taiwán se sitúa como el país con mayores velocidades en el último año, superando a Singapur. 37 de los 50 países con mayores velocidades están localizados en Europa. Los países más desarrollados, con la infraestructura necesaria ya disponible, son los que están contribuyendo fundamentalmente al incremento de las velocidades medias.
España, por su parte, con 36,1 Mbps, se sitúa octava dentro de los 39 países de la muestra, ascendiendo ocho puestos a nivel global desde 2017, con unas cifras muy superiores a la del resto de grandes países europeos.
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END 2018: n.d. (nuevo indicador)
Para ampliar su digitalización, España necesita, además de redes de telecomunicación apropiadas, buenas infraestructuras físicas (transporte, energía, logística, etc.). Estas facilidades físicas afectan tanto al funcionamiento efectivo de la economía como a factores concretos del mercado digital, desde dónde se realiza la actividad económica hasta qué sectores se pueden desarrollar.
Para medir estos aspectos se ha analizado la calidad de las infraestructuras de transporte en España y sus capacidades logísticas. Así, se ha comparado el nivel de desarrollo de estos indicadores con el de otros países.
El World Economic Forum (WEF), dentro de su informe sobre competitividad global (Global Competitiveness Index), ofrece un indicador agregado centrado en el desempeño de los diferentes países (140 en total) en cuanto a sus infraestructuras de transporte (calidad y densidad de la red de carreteras, eficiencia de los servicios de trenes, conectividad y eficiencia aérea, transporte marítimo, etc.).
España ocupa recurrentemente los principales puestos en dicho ranking, situándose en su última edición en el cuarto puesto europeo y noveno mundial, séptimo de la muestra total analizada, únicamente por detrás de Alemania entre los grandes países europeos.
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El Banco Mundial, a través de su Logistics Performance Index (LPI), evalúa las capacidades logísticas de los diferentes países, en base a una serie de encuestas a operadores sobre el terreno y a datos comparables. El indicador ofrece una medición de cómo de amigables son los países en los que operan y con los que comercian, combinando información cualitativa con datos cuantitativos sobre el desempeño de componentes clave de la cadena logística.
En su última edición (2018), España ocupa el puesto 17 a nivel global y el 10 en Europa, tras Alemania, Reino Unido y Francia y grandes potencias comerciales como los Países Bajos y otras economías nórdicas. En el conjunto de países analizados, nuestro país ocupa la posición 14.
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