Un año más, la Comisión Europea publica los resultados de su Índice de la Economía y Sociedad Digitales (DESI); un informe a través del que, desde 2014, el ejecutivo europeo trata de evaluar tanto la evolución individual como colectiva de las diferentes economías europeas en ámbitos relacionados con la conectividad, el capital humano, el uso de internet por parte de la población, la integración efectiva de tecnología por parte de las empresas, y la disponibilidad y uso de servicios públicos digitales. De este modo, el documento se convierte en una referencia clave a la hora de marcar las áreas de trabajo prioritarias para las economías y gobiernos nacionales.
La edición que la Comisión Europea acaba de publicar, la sexta de la serie, confirma el avance del conjunto de la Unión Europea (UE) en este sentido. Pero ¿y España?, ¿en qué punto exacto se encuentra y cómo ha evolucionado en los últimos años? De una muestra total de 28 estados miembro, nuestro país se mantiene en el undécimo lugar en materia de digitalización, por encima de la media europea, pero todavía lejos de los países líderes en el ámbito, esto es: las economías nórdicas, con Finlandia, Suecia, Países Bajos y Dinamarca presentando los mejores resultados.
En clave positiva, España se sitúa por delante de Alemania (12º), Francia (15º) o Italia (24º) y solo por detrás de Reino Unido. Y es que nuestro país ha tenido un comportamiento positivo cada año desde 2014, avanzando dos posiciones desde entonces. Con un incremento significativo de su valoración (+38,6%), el nuestro es el quinto país que más ha mejorado su resultado en términos absolutos, por detrás de Irlanda, Lituania, Letonia y Chipre.
No obstante, al ser DESI un indicador sintético, merece la pena no quedarse en un primer análisis superficial y analizar en profundidad los distintos ámbitos recogidos por el estudio, entre los que existen diferencias notables en el caso de España. Pese a este resultado a priori positivo es también fundamental no restringir el análisis a la evolución reciente, ya que por la naturaleza de muchos indicadores (y la ausencia de datos actualizados para algunos de ellos, con lo que la Comisión sigue usando en algunos casos los del año precedente) las evoluciones no son siempre evidentes año a año. A lo largo de esta serie de artículos, repasaremos en detalle cada uno de esos indicadores.
La dimensión de Conectividad de DESI evalúa tanto la demanda como la oferta de banda ancha, fija y móvil, poniendo énfasis tanto en el nivel de despliegue como en la calidad de las infraestructuras. La Comisión entiende que la disponibilidad de servicios habilitadores es una condición necesaria para la competitividad de las economías. |
En este ámbito, España presenta unos resultados positivos, tanto en lo que respecta a su posición en el último año, novena, por delante del resto de grandes economías europeas (Reino Unido, Alemania, Francia e Italia), como especialmente en lo que respecta a su evolución. Estos resultados están en línea con los que ofrecen otras fuentes internacionales como la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU, 2017), que ya describían el mercado de telecomunicaciones español como maduro, innovador y bien desarrollado, con altas tasas de penetración y fuerte foco en el despliegue de redes de alta velocidad.
España es el segundo país de la UE28, tras Italia, que más mejora su puntuación en conectividad entre 2014 y 2019 en términos absolutos, lo que la lleva a ascender desde la posición 17ª que ocupaba en la primera edición del informe a su posición actual y, en este caso, acortando la distancia con las economías líderes, encabezadas por Dinamarca, Luxemburgo y los Países Bajos.
Los buenos resultados de España se explican gracias a la disponibilidad y uso de la banda ancha ultrarrápida y a la preparación para la red 5G. Duplica las medias europeas y el motivo no es otro que las fuertes inversiones realizadas los últimos años por los operadores de telecomunicaciones en un marco regulatorio que ha fomentado el despliegue eficiente. Esto, respaldado por una ambiciosa estrategia nacional, como señala la propia Comisión en su informe. España además lidera el despliegue de fibra óptica, que todavía no tiene un impacto significativo en el ranking, pero que, combinado con la apuesta por el 5G y los proyectos piloto en marcha, lo acabará teniendo en ediciones futuras de este informe.
Las fuertes inversiones del sector y el marco regulatorio favorable explican la buena posición de España en infraestructuras
Un último aspecto que mide DESI dentro de este apartado tiene que ver con los precios de este tipo de servicios. Las comparativas de precios existentes en la actualidad penalizan en exceso la situación en España. Esto se debe, en parte, a un sesgo metodológico, ya que no se tiene en cuenta el peso de los servicios empaquetados (que suponen un 97% de los casos en España, según la CNMC, y tienden a incorporar mejoras notables en cuanto a servicios y velocidades sobre los que se toman como referencia para los precios) y porque no se utilizan los datos actualizados de ofertas existentes. Aunque la Comisión sí incluye entre sus datos menciones al respecto, que muestran cómo España lidera, con Luxemburgo y Francia, la adopción de servicios empaquetados en un contexto en el que esta no supera el 20% en 16 países europeos, no parece luego tenerlo en cuenta como algo positivo en el propio indicador.
Las competencias digitales de la ciudadanía son claves para la construcción de una economía digital. En esta segunda dimensión, la Comisión reconoce su importancia y mide las capacidades de cada país de aprovechar el potencial que el mundo digital ofrece. |
La posición de nuestro país a este respecto es, cuanto menos, preocupante, tanto por seguir situada por detrás de la media europea (17 de 28), como por su mal comportamiento desde 2016. Se coloca así por detrás de las economías europeas más dinámicas y de las grandes economías del continente, salvo Italia. Lejos de reducirse, la distancia con respecto a los países líderes en este indicador (Finlandia, Suecia, Luxemburgo y Estonia) y a la media europea se ha incrementado en estos años. Solo seis países han tenido una evolución desde 2014 peor que la Española.Una de cal y otra de arena. Si bien España se sitúa en una posición de referencia en materia de infraestructuras, parece que todavía le queda mucho por aprender y hacer en alfabetización digital y gestión del talento.
Entrando al detalle, los niveles de competencias digitales básicas y avanzadas de los españoles son inferiores a la media de la UE, y los especialistas TIC tienen un menor peso en el mercado laboral, una combinación que puede limitar el crecimiento económico y la capacidad de innovación de las empresas.
En el último año del que la Comisión dispone de datos, un 43% de la población de la EU presentaba un nivel insuficiente de capacidades digitales, lo que supone un elevado riesgo de exclusión y de empleabilidad en un contexto de rápida digitalización. La situación en España es peor, ascendiendo la cifra al 45%, muy lejos del 15% de Luxemburgo o del entorno del 30% de Reino Unido o Alemania.
Si bien se han puesto en marcha programas de educación y formación en competencias digitales a todos los niveles, los esfuerzos realizados hasta la fecha no se ven todavía reflejados en las variables analizadas por el DESI, por lo que no estaría mal fijarse en las iniciativas puestas en marcha por los países líderes, tanto en el fomento de la alfabetización digital y la adaptación de desarrollos curriculares como en la promoción de la formación continua.
Con respecto al mercado laboral, el número de profesionales TIC empleados en la Unión Europea alcanzó los 8,4 millones en 2017, existiendo todavía un gran potencial de crecimiento por explotar. En 2018, 1 de cada 5 empresas contaba en su plantilla con especialistas TIC. Ese mismo año, 1 de cada 10 empresas contrató o intentó contratar dichos especialistas; de ellas, el 53% reportaron dificultades para cubrir dichas vacantes TIC.
A pesar de la creciente demanda en el mercado laboral, la oferta de especialistas en disciplinas TIC en España sigue estando por debajo de la media europea. En España, estos expertos representan un 2,9% del total de empleados en nuestro país, frente a la media del 3,7% en Europa, lejos del 6,8% que alcanza Finlandia, con una brecha de género más marcada. A pesar de ello, España sigue siendo el país de la OCDE en el que menos empresas manifiestan tener problemas para encontrar especialistas TIC, entre aquellas empresas que los buscan de forma activa.
La mala puntuación en competencias digitales y especialistas TIC limita el crecimiento y la capacidad de innovación de la economía española
Por el contrario, España, con un 3,9%, se encuentra por encima de la media comunitaria en cuanto a titulados en TIC sobre el total de graduados, pero presenta un descenso frente a años precedentes, y se encuentra en cualquier caso lejos de los líderes europeos (Finlandia o Irlanda, con tasas superiores al 7%).
A pesar de lo comentado en cuanto a la brecha de género, y aunque no forma parte del DESI, España se sitúa razonablemente bien en el indicador paralelo de la Comisión Europea Women in Digital Index. Ocupa la novena posición, con un resultado por encima de la media, por detrás únicamente de los países nórdicos, Reino Unido y Francia. Atendiendo a sus subíndices, España obtiene sus mejores resultados en uso de internet (posición 8) y especialistas TIC y empleo (puesto 10), ya que al considerar algunas variables adicionales, como la ausencia de brecha salarial en el sector ligada al género, se compensan algunas de las variables que penalizan en el DESI.
Así pues, los resultados de España en el informe DESI proporcionan un diagnóstico clave a la hora de definir las líneas en las que nuestro país debe seguir trabajando. Es un hecho que el futuro del crecimiento económico de España pasa por la innovación y la digitalización. En el próximo capítulo, analizaremos la posición de España en relación con el uso de los servicios de internet y el grado de digitalización de las empresas.
[Cabe destacar que, por la naturaleza de los datos con los que trabaja y lo dinámico del sector digital, la Comisión introduce cambios en cada edición de este informe tanto en la metodología como en las variables utilizadas, con el objetivo de reflejar los últimos avances tecnológicos y de mostrar una imagen más fiel de la realidad digital. Esto implica que se recalculan los resultados para todos los países con carácter retroactivo, existiendo a veces diferencias en algunos ámbitos con respecto a las clasificaciones de años pasados.]